
Este año conocí a Jorge, un escondido gurú espiritual a quien no le importa la fama ni el dinero, pero que seguro tiene muchos seguidores anónimos. En un maravilloso viaje a la playa, lleno de ritos ancestrales, meditación, y reposo, tuvimos una de las charlas más enriquecedoras de mi vida.
Jorge tiene una linda familia junto a Elena, dos hijos balletistas y una hija que conocí en aquella oportunidad. Después de escucharlo hablar y llenarme de admiración por él, me atreví a entablar una plática y comencé preguntándole por Elena: "Jorge, ella es su esposa, no?", a lo que el respondió con tal desconcierto, como si mi pregunta era ofensiva: "Mi esposa???? Pues no!". Me quedé muy extrañada porque siempre los vi juntos, y aunque nunca pregunté por la adolescente que los acompañaba, supuse que era su hija, entonces me vi confundida y solo supe decirle "Disculpe Jorge, pensé que era su esposa", a lo que este hombre contestó: "Ella no es mi esposa, ella es Elena!". Elena sonreía con una complicidad que sentí que había caído en una broma de los dos. Entonces, él prosiguió:
"Esposas son las que usan los presos, las que encadenan contra la voluntad de uno. Elena, al contrario, es mi compañera de vida, mi compañera de viaje en este camino astral". Elena asintió.
En mi cara se dibujó la sonrisa más tonta del mundo, miré al mar y fui feliz. La conversación siguió de largo, y de esta pueden salir muchos posts más. En este, sólo quiero referirme al concepto de pareja en el que creo, y a las deformaciones que crean muchos de los problemas de pareja.
"La nueva forma de amor apunta a la aproximación de dos enteros, y no a la unión de dos mitades".
Cuantos de nosotros no hemos sido engañados con la idea de "la media naranja", la otra mitad del corazón, esa estúpida idea de que existe uno y solo uno hecho para tí, de que necesitas a esa otra persona para completarte. Cuántas canciones cortavenas se alimentan de estos conceptos, cuántas novelas cursis envenenaron la mente de muchas mujeres, y cuántas películas de principes rescatando a la princesa, parten de este mismo concepto equivocado.
En aquel cuento de hadas en el príncipe organiza el baile, y entre muchas doncellas escoge a una que será su esposa y vivirán felices comiendo perdices, es la peor basura que le meten a las niñas. Inconscientemente, la niña asimila que su felicidad está en encontrar a ese príncipe azul... entonces al diablo con su vocación, sus intereses personales, sus motivaciones internas, su desarrollo personal.
Y sin cuentos de hadas ni mucho brillo, en un estrato social bajo o medio-bajo de este país, es muy común que las mujeres no lleguen ni a la mayoría de edad y "se hagan de marido". No desarrollaron su individualidad, su vocación, sino que decidieron vivir a la sombra del marido, complaciéndolo y sometiéndose. Y luego se crea esta relación de dominación en la que el tiene más poder es el que manda, y la otra debe aguantar nomás. De ahi parte el problema de la violencia intrafamiliar, y de ahi también parten la mayoría de los problemas de convivencia conyugal.
El concepto de pareja en el que personalmente creo, se basa más en el compañerismo, en una relación de igual a igual. Si una persona no se encuentra bien consigo misma, mal puede tener una relación de pareja saludable, o pretender que la solución estará en encontrar un "buen partido". No existe esa otra mitad, ni el salvador de tu vida, ya que cada quien es responsable de su propio bienestar.
Si estoy contigo no es porque lo necesito para vivir, sino porque me gusta y deseo tu compañía.... porque te disfruto como eres, me disfrutas como soy, me dejas ser, te dejo ser, me lees? te amo.
*Texto influenciado en filosofía de Flavio Gikovate
Jorge tiene una linda familia junto a Elena, dos hijos balletistas y una hija que conocí en aquella oportunidad. Después de escucharlo hablar y llenarme de admiración por él, me atreví a entablar una plática y comencé preguntándole por Elena: "Jorge, ella es su esposa, no?", a lo que el respondió con tal desconcierto, como si mi pregunta era ofensiva: "Mi esposa???? Pues no!". Me quedé muy extrañada porque siempre los vi juntos, y aunque nunca pregunté por la adolescente que los acompañaba, supuse que era su hija, entonces me vi confundida y solo supe decirle "Disculpe Jorge, pensé que era su esposa", a lo que este hombre contestó: "Ella no es mi esposa, ella es Elena!". Elena sonreía con una complicidad que sentí que había caído en una broma de los dos. Entonces, él prosiguió:
"Esposas son las que usan los presos, las que encadenan contra la voluntad de uno. Elena, al contrario, es mi compañera de vida, mi compañera de viaje en este camino astral". Elena asintió.
En mi cara se dibujó la sonrisa más tonta del mundo, miré al mar y fui feliz. La conversación siguió de largo, y de esta pueden salir muchos posts más. En este, sólo quiero referirme al concepto de pareja en el que creo, y a las deformaciones que crean muchos de los problemas de pareja.
"La nueva forma de amor apunta a la aproximación de dos enteros, y no a la unión de dos mitades".
Cuantos de nosotros no hemos sido engañados con la idea de "la media naranja", la otra mitad del corazón, esa estúpida idea de que existe uno y solo uno hecho para tí, de que necesitas a esa otra persona para completarte. Cuántas canciones cortavenas se alimentan de estos conceptos, cuántas novelas cursis envenenaron la mente de muchas mujeres, y cuántas películas de principes rescatando a la princesa, parten de este mismo concepto equivocado.
En aquel cuento de hadas en el príncipe organiza el baile, y entre muchas doncellas escoge a una que será su esposa y vivirán felices comiendo perdices, es la peor basura que le meten a las niñas. Inconscientemente, la niña asimila que su felicidad está en encontrar a ese príncipe azul... entonces al diablo con su vocación, sus intereses personales, sus motivaciones internas, su desarrollo personal.
Y sin cuentos de hadas ni mucho brillo, en un estrato social bajo o medio-bajo de este país, es muy común que las mujeres no lleguen ni a la mayoría de edad y "se hagan de marido". No desarrollaron su individualidad, su vocación, sino que decidieron vivir a la sombra del marido, complaciéndolo y sometiéndose. Y luego se crea esta relación de dominación en la que el tiene más poder es el que manda, y la otra debe aguantar nomás. De ahi parte el problema de la violencia intrafamiliar, y de ahi también parten la mayoría de los problemas de convivencia conyugal.
El concepto de pareja en el que personalmente creo, se basa más en el compañerismo, en una relación de igual a igual. Si una persona no se encuentra bien consigo misma, mal puede tener una relación de pareja saludable, o pretender que la solución estará en encontrar un "buen partido". No existe esa otra mitad, ni el salvador de tu vida, ya que cada quien es responsable de su propio bienestar.
Si estoy contigo no es porque lo necesito para vivir, sino porque me gusta y deseo tu compañía.... porque te disfruto como eres, me disfrutas como soy, me dejas ser, te dejo ser, me lees? te amo.
*Texto influenciado en filosofía de Flavio Gikovate