25 de mayo de 2014

Por la Semana del Parto Respetado: Qué pasa en Guayaquil?

 
Panelistas: Estefanía Aumala, Eufemia Guamán, Adriana de la Cruz, Jennifer Bertha

 
Mujeres del público contando sus  experiencias de partos
 
 
Por la "Semana del Parto Respetado" un grupo de mujeres activistas de esta causa nos reunimos el día jueves 22 de mayo en Guayaquil, en el acogedor Manso Hostal para presentar dos documentales, uno chileno y otro ecuatoriano sobre este tema que nos toca el alma, nos impulsa a que unamos fuerzas entre más mujeres y despertemos conciencia sobre un momento tan trascendental de nuestras vidas: el parto. A continuación de los documentales, tuvimos un ameno foro moderado por Mariuxi Alemán, educadora de lactancia, en el que participaron las siguientes panelistas: Eufemia Guamán, médica ginecóloga y una de las directoras del Centro Integral Ollantay, quien atendió mi parto en casa; Jennifer Bertha, doula de parto, educadora de lactancia y directora de CENIDEL; Adriana de la Cruz, Asambleísta y miembro de la Comisión de la Salud en la Asamblea Nacional, donde actualmente se está debatiendo la creación del nuevo Código de la Salud; y Estefanía Aumala, activista por el parto respetado y Jueza contra la Violencia a la Mujer y la Familia de Guayaquil.
 
Dentro de las preguntas que se discutieron en este interesante foro estuvieron las siguientes: Por qué llamar a esta, la semana del parto respetado, acaso no se respetan los partos? Qué está sucediendo con los partos en nuestra ciudad? A qué se debe el alto numero de cesáreas en Guayaquil? Cuándo fue que las mujeres trasladamos a los hombres nuestro poder de parir? Cuáles son los beneficios para la madre y el bebé, el nacimiento en un parto respetado? Estas preguntas generaron el interés del público por conocer más de este tema que es poco discutido en nuestra ciudad, donde las mujeres aceptamos imposiciones de médicos basadas en el temor, y otorgamos al sistema de salud el poder de decirnos cómo parir, de invadir nuestro cuerpo con hormonas artificiales y adoptar posiciones antinaturales para traer nuestros hijos al mundo, y en el peor de los casos aceptar operaciones innecesarias en la mayoría de casos.
 
La realidad en Guayaquil es que el índice de cesárea es mucho mayor al 15% máximo que la OMS establece. En mi familia, todas las mujeres de mi generación han traído al mundo a sus hijos por cesárea, excepto una prima que tuvo su parto normal en España, y es evidente que los nacimientos por cesárea se han vuelto la regla general, y los partos vaginales la excepción. Y sobre partos humanizados? De ese último tema ni se menciona.
 
Luego del foro, algunas mujeres relataron las historias de sus partos, unas de lucha, otras de valentía, otras empoderadoras, y otras de cierta decepción, pero todas con grandes enseñanzas. En todas las historias de partos humanizados que han ocurrido en nuestra ciudad, ninguna ha sido cuestión de suerte, todas han sido protagonizadas por mujeres bien informadas que han tenido que luchar para imponer su decisión y hacerse respetar, unas decidimos hacerlo en casa porque los hospitales no garantizan un parto respetado, otras decidieron parir en un hospital pero teniendo sus labores de parto en casa para sentirse más relajadas y apoyadas, otra escogió hacerlo en el consultorio de su partera donde tuvo toda la libertad de escoger la posición, el acompañamiento, hasta la decoración!. En fin, siempre es una lucha porque nadamos contracorriente pero la recompensa es la mejor experiencia de la vida de una mujer.  
 
Es un tema con demasiada tela que cortar, así que esperamos que este espacio sea permanente, que todas las mujeres que estén comprometidas a cambiar la forma en que nuestros hijos nacen, puedan encontrar aquí toda la información, el apoyo, la motivación, y escuchar experiencias positivas de mujeres, quienes incluso frente todas las dificultades que existen en nuestra ciudad para tener un parto respetado, lo han logrado, y también experiencias de mujeres que por falta de información y por no contar con el apoyo suficiente, han tenido cesáreas innecesarias, o experiencias traumáticas en sus partos.
 
Tenemos la firme convicción que este cambio sucederá, pero el primer paso es que las mujeres estemos informadas, unidas, apoyadas y empoderadas. La mujer debe conocer que el parto es un momento trascendental en su vida, es un umbral energético en el que se transforma de niña a madre, en que se experimenta un gran cambio de conciencia en un espacio corto de tiempo, sintiéndose al borde de la muerte para precisamente generar vida. La familia nace con el primer hijo, así que involucrar al padre en el parto es fundamental, sosteniendo a su pareja, admirando la fuerza de esa mujer que se va transformando  en madre, y sudando los dos juntos para traer a su hijo al mundo. Lamentablemente, esto difícilmente sucederá en los fríos quirófanos donde actualmente nacen los bebés en nuestra ciudad, y nosotras las mujeres somos quienes debemos exigir mejores condiciones para tener un parto respetado.
 
Mujer, si deseas más información, apoyo, sostén, aliento, en Guayaquil están los siguientes grupos que pueden darte mucha luz para que tu parto sea la mejor experiencia de tu vida:
 
 
PARIR ES PODER!

15 de febrero de 2014

Mi parto en casa

Desde hace tiempo, tengo pendiente de escribir sobre mi parto, y claro, criando a una bebé, trabajando tiempo completo, me di el tiempo .... y ahí va.

Había planeado tener el parto en casa, y aunque mi familia se preocupó sobre la decisión, poco a poco fui convenciendo a mi marido que no era una idea tan descabellada, le fui pintando la escena de parir juntos en la intimidad de una habitación, confiando en que el cuerpo de la mujer es sabio, y que todo iba a salir bien. De un hombre desconfiado, mi marido se volvió en un ferviente defensor del parto en casa. Convencer a mi madre no fue difícil, le recordé que su madre había parido a sus doce hijos en casa y todos nacieron sanos, además le recordé que casi todas las mujeres de mi generación en mi familia han tenido sus hijos por cesárea y que llevarme a un hospital era sentenciarme a que me ocurra eso.

Llegaron las cuarenta semanas y más, estaba desesperada en casa esperando que lleguen las contracciones, todo me empezó a fastidiar, el calor, el encierro, la monotonía, el peso de la barriga ... así que decidimos viajar a la playa esperando relajarme, conectarme con la naturaleza, y pedirle al universo un bonito parto. Sólo fue llegar a la playa y al día siguiente boté el tapón mucoso, llamé a mi doula y dijo que no me preocupara que ya estaba más cerca del parto pero podían ser horas como días. Así que caminé mucho en la arena, reí mucho con amigos, comí ligero pero delicioso y decidimos regresarnos en la noche a pesar de la intensa lluvia, ya que algo me decía que estaba más cerca del momento. 

En casa no tardaron las contracciones en llegar, las había sentido hace una semana así que pensaba que era más de lo mismo. Salimos a caminar con mi marido, y así pasamos toda la madrugada. A las cinco de la mañana pararon las contracciones y decidí descansar, cuando de repente como escena de película, al acostarme en la cama, rompí fuente de forma escandalosa, la cama empapada y el piso inundado. Aunque me había preparado tanto par este día, sentí muchos nervios y ansiedad de saber que el momento estaba tan cerca. Despertamos a mi madre, llamamos a la ginecóloga y a las siete de la mañana con el tráfico de un lunes, cruzamos la ciudad hasta llegar a su consultorio. Las contracciones se volvían más fuertes, pero sabía que por ser primeriza serían muchas horas de labor de parto, así que cuando la ginecóloga me hizo el primer tacto, recién tenía un centímetro de dilatación, así que regresé a casa a seguir haciendo ejercicios, a caminar, y esperar a que llegue la bebé. 

Lo maravilloso del parto en casa, es que están todas las personas que quieres que te acompañen, que tienes la libertad de hacer lo que desees para relajarte y así los dolores de parto se hacen más llevaderos. No me imaginaba pariendo en la frialdad de un quirófano, obedeciendo órdenes del médico, reprimiendo mis gritos, o manteniéndome inmovilizada cuando mi cuerpo pedía movimiento. En casa, podía caminar, abrazar a mi pareja en cada contracción, pisar la tierra si así lo quería, darme un baño de agua caliente en la tina, o un masaje con aceites, comer frutas o lo que me apeteciera. Pasé toda la mañana bien atendida, mimada, sostenida, como toda mujer debe ser tratada en su labor de parto. Al mediodía llegó la ginecóloga y mi doula, las contracciones seguian más seguidas pero no llegaba ni a cuatro centímetros y ya tenía más de seis horas de labor de parto. Nadie siquiera insinuó que debía ser más rápido o que podíamos acelerar el proceso, el cuerpo es sabio y demora en expandirse, y cuando se le respetan sus tiempos no se necesita ningún suero o químico artificial para dilatar. 

El parto tiene dos etapas: en la primera, la mujer aún es consciente de lo que sucede y aún le da cabida a la mente para que opine, dirija, piense; y en la segunda etapa la mujer es un animal, el instinto se apodera de ella, se queda únicamente la mamífera que tiene el recuerdo de cientos de miles de años, en los que hemos sabido cómo parir. El problema de muchas mujeres en la actualidad, es que no pueden abandonar la mente, y la mente no pare, lo hacen el cuerpo y el instinto. En muchos casos, no se deja a la mujer conectarse con su lado instintivo, y las interrupciones de los médicos, enfermeras, o el ambiente frío y luminoso de una sala de parto, impiden a la mujer esa regresión a lo más básico de su naturaleza mamifera. Es importante que el ambiente sea cálido, de preferencia oscuro para asemejarse a una cueva, y que estén a lado de la mujer, personas de su entera confianza. 

Mi segunda etapa de labor de parto empezó en la tina de baño. Cansada de las contracciones, la falta de sueño, y la intensidad del momento, tomé un baño de tina en agua caliente. Antes de entrar a la tina, aún me gobernaba la mente, pero en el agua tuve un sueño que hasta hoy no logro recordar, sólo se que tuve un viaje profundo del que fui despertada por una contracción que vino con una energía tan fuerte que me destempló la cara, y mis ojos a partir de ese momento cambiaron su mirada. Ya no era yo, era el animal instintivo, fuerte, con deseo sexual, que gemía y que en cada contracción no esperaba que le den la mano, sino que se levantaba y se acuclillaba sola. Recuerdo a mi doula diciéndole a mi marido, "ya está lista", ya no me sentía bien en el agua, quería tocar el suelo, así que salí de la tina. 

El parto es un acto sexual, y sólo quien ha tenido un parto respetado y natural lo puede entender. Bien dicen que para bailar y tirar no se debe pensar, pues lo mismo ocurre en el parto. Recuerdo que en una contracción me acuclillé y me quedé en esta posición contoneándome y gimiendo exactamente igual que en una escena de sexo, en esta posición mi cara quedó frente a la pelvis de mi marido, así podía percibir su sexo y esto me hacía gemir más, me invadía el deseo sexual tan necesario para parir. Esta escena luego me hizo reflexionar sobre lo falocéntrico del comportamiento sexual de la mujer (tema de otro post), y es que el cuerpo de la mujer es tan abundante en sensaciones, excitable de tantas formas, siendo el parto, la lactancia, hasta la menstruación, experiencias sexuales de cuyos placeres nos privamos por desconocimiento o tabú.

Siguiendo con mi relato, debo recalcar la labor de la ginecóloga, que durante todo este tiempo jamás dirigió la labor de parto sino que esperó pacientemente incluso afuera del dormitorio. Fue como lo escribió Michel Odent en su libro "el parto renacido", donde dice que su labor como medico en los partos, es de mero espectador que ve la escena desde la puerta entreabierta de la habitación. Cuando salí de la tina, la ginecóloga me hizo el tacto y de seis centímetros, durante el tiempo que estuve en la tina, llegué a los nueve centimetros!. 

Se venía la expulsión, y yo sentía que ya tenía a la bebé coronada. Sabía que cuando llegase el momento, mi cuerpo escogería la posición adecuada para parir, así que en cada contracción sólo me acuclillaba sostenida por mi marido, para que siga bajando la bebé. Pasaban los minutos que se hicieron horas, y llegó el momento de pujar. Yo ya estaba demasiado cansada, Ya eran las cinco de la tarde y venía pujando por más de una hora, miraba el reloj y el tiempo pasaba tan lento, me desesperé un poco al ver que la bebé no bajaba, pero a la vez sabía que tenia que sacar a la supermujer que tenía dentro, dar lo que nunca había dado en mi vida, porque habían sólo dos opciones: o paría o moría!. La clínica más cercana estaba clausurada, el hospital más cercano estaba a unos cuarenta minutos de distancia, y ya en este punto no había marcha atrás. Tratamos varias posiciones, hasta que me senté en la bola de plástico, mi doula atrás, mi marido adelante y la ginecóloga en el piso de cuclillas lista para recibir a la bebé. Siempre me decían que la mujer sabía cuando pujar, pero yo estaba tan desesperada que sólo esperaba la contracción para pujar con todas mis fuerzas, y así salió la cabeza de Naomi pero la contracción habia parado y no tenía fuerzas para pujar, la ginecóloga me decía que no podía parar porque la bebé ya estaba afuera. Imploré al universo, a mis abuelas, miraba el cuadro de mi abuela, pedía que ya naciera mi bebé, y llegó otra contracción muy pronto, y con esa fuerza di el último pujo. En ese momento la ginecóloga vio que el cordón estaba enredado y que era corto, así que inmediatamente lo pinzó y cortó, y al hacer esto inmediatamente salió Naomi.

En el momento que nace un bebé, en un segundo se pasa de la muerte a la vida, del dolor al placer, de la tensión a la paz infinita. Naomi estaba sobre una toalla sobre el piso, inmóvil, cansada, por unos segundos pensé que no tenía vida, pero la ginecóloga la levantó de los piés, su sangre llegó a su cabeza y empezó a moverse sin emitir ningún sonido, dio su primera respiración y empezó a llorar. Todos en la habitación estábamos tan conmovidos con la escena, limpiaron a la bebe con paños húmedos, e inmediatamente me la dieron. Yo seguía sentada en el suelo, y al recibir a Naomi sentí que me abrazó con piernas y brazos, y podía escuchar que con su llanto decía maaaaaa maaaaaa, yo lloraba de felicidad, ni siquiera la revisé, sabía que ella era perfecta. Todos en la habítación, celebraban un momento de tanta felicidad, escuchaba como decían Bienvenida Naomi!, y yo seguía sentada en el suelo drogada del coctel de hormonas que mi sabio cuerpo estaba experimentando por primera vez, la dosis de amor que me estaba transformando en madre. Mi cuerpo lo había dado todo, pero la adrenalina estaba tan alta que podía pasarme un camión encima y no habría sentido ningún dolor. Con mi bebé sobre mi vientre, vino una contracción más y así salió mi placenta. Todo el embarazo muchos intentaron preocuparme por mi supuesta anemia, y a pesar de que el dormitorio parecía una carnicería de tanta sangre que había, la doctora dijo que no me desangré ni un poquito, y tuve un desgarre mínimo en los labios menores que fue cocido en ese momento.

Mientras la doctora me cocía, mi marido sostuvo por primera vez a su hija, mi hermana captó una foto hermosa en la que ella posaba su mirada fijamente en él. Cuánta fuerza tiene la mirada de un recién nacido cuando ha llegado cuando ha querido llegar, cuando se le ha respetado que la transición no sea tan impactante, cuando está listo y ya no busca recogerse sino estirarse y conocer el mundo. Así era Naomi, no aceptó envolverse, dormía con sus piernas y brazos estirados, enseguida agarró el pezón y succionaba como una campeona. Pesó 8 libras y midió 52 cm, me costaba creer que una bebé tan grande había salido de mí, que después de tantos meses con una supuesta anemia, la bebé estaba tan sana, y aunque yo terminé muy agotada, no necesité más reanimador que un caldo de gallina criolla, como es costumbre acá alimentar a las "parturientas".

Ya han pasado siete meses y medio desde el nacimiento de mi hija, y me debía a mi misma escribir sobre este momento. Después de mi experiencia, creo que el parto no medicalizado y respetado es tan necesario para todas las mujeres, es una gran medicina que sana el espíritu, además de todos los beneficios que trae al bebé, a la fluidez de la lactancia, y demás consecuencias positivas evidentes. El hecho de cruzar la barrera entre la muerte y la vida, te hace sentir una guerrera, te devuelve la confianza en ya no sólo creer sino saber que si tienes la fuerza para parir un bebé, la tienes para alcanzar todo lo que te propongas. Creo que esta transición de convertirse en madre es tan intensa, porque conlleva a que algo de esa mujer que eras antes, deba morir para que renazca otra mujer, más fuerte, más sabia, más amorosa, más intuitiva, es decir, una MADRE.

El parto de mi hija me trajo tantas enseñanzas que no terminaría de escribirlas sino en un libro, pero para las mujeres que deseen un parto respetado, sé que en mi ciudad Guayaquil, así como en muchas ciudades, no es fácil conseguir una partera, obstetriz o ginecóloga que acepte el parto en casa, y que la sola idea puede llevar a que la familia, amigos, conocidos, te juzguen de loca e irresponsable por supuestamente exponer al bebé a cualquier imprevisto que ameritase intervención hospitalaria, pero si el embarazo es de bajo riesgo, lo primero que necesitas es convencerte a tí mismo de que puedes hacerlo, de que tu cuerpo es sabio, y así le darás la seguridad a las personas que te rodean para sentirte apoyada.

Agradezco infinitamente a la Dra. Eufemia Guamán que confió en mí desde el principio de mi embarazo, y sobrepasó mis expectativas en todo sentido. A mi doula Andrea Hernández, por entregarse en cuerpo y alma a la experiencia, sé que también fue un renacer para ella. A Javier, mi compañero de vida, por su infinito amor y apoyo incondicional, por defenderme y cuidarme, aquí paríamos los dos o no paría nadie. A mi madre, que pese al miedo en que algo malo me pueda suceder, nunca me lo demostró para no desanimarme, gracias por la ternura de bañarme en esa tina como cuando era una niña, gracias a que siempre apoyó el parto en su casa, pude sanar mucho mi relación con ella. A mi padre, por la motivación, por ser mi mayor fan, porque nunca dudó en que no sólo era una buena decisión, sino la mejor decisión. A mi suegra Carmen, por sus oraciones que me acompañaron desde mi embarazo hasta el parto. A toda mi familia, porque de alguna manera estuvieron ahí apoyándome.

Y sobre todo, a mi hija Naomi Violeta, por escogernos como sus padres, por decidir venir a este mundo de tan bonita manera, por la sabiduría y la medicina que traes a nuestras vidas.










8 de abril de 2011

Prensa, sicariato, justicia y bla bla



"La ignorancia es atrevida" dice un adagio popular. Y es que basta con prender la televisión y ver uno de esos programas de noticias donde cualquier periodista (esto en el mejor de los casos) se convierte en constitucionalista, penalista, criminólogo, sociólogo entre otras especialidades del conocimiento muy alejadas de su saber y entender. No hay respeto al televidente, y la osadía es tan grande que no sienten la más mínima vergüenza de presentarse ante las cámaras y decir cualquier cosa, lo que sale de su hígado.

Ayer precisamente no recuerdo en qué canal, entrevistaron a "especialistas" en el tema del sicariato, y oh sorpresa veo que hablaba un abogado que para afuera de la Policía Judicial pescando algún caso, que sin desmerecer su trabajo, no es un criminólogo ni sociólogo para hablar del tema. Les da igual hacer una profunda investigación, la cual lleva tiempo, dedicación y mucho profesionalismo, así que prefieren ir a lo fácil, al reportaje barato, y por último a la improvisación. Señores, aquí en la ciudad hay una Escuela de Criminología, Facultades de Sociología. El Dr. René Astudillo, excelente investigador tiene un libro sobre el Sicariato, en el cual se analizan varios casos, y en ninguno se menciona que la causa de este fenómeno es la pobreza, como se lo escuché ayer a Luisa Delgadillo y compañía.

El tema del sicarato merece un análisis profundo, el cual no se puede realizar mirando a la sociedad desde lejos, como un extranjero, sino haciéndonos una autocrítica. En la prensa, en editoriales, en los análisis que salen en medios de comunicación, se trata al sicario como un extraterrestre que llegó a este país con estas malas costumbres, un ser sin alma sin corazón, un enemigo. No se lo trata como un ciudadano, un hombre (porque no conozco algún caso de sicaria en este país) que nació aquí y que es producto de esta sociedad en estado de putrefacción.

Dentro de los casos que personalmente conocí en mi trabajo sobre sicariato, se barajaban las siguientes teorías: Deudas (generalmente chulqueros), Cachos o relaciones enfermizas, mal reparto entre pillos, o en general para "terminar un conflicto", bien dice el refrán "muerto el perro, muerta la rabia".

Una primera hipótesis que me atrevo a plantear, es que el sicariato es una forma de autoregulación en la sociedad, a falta de organismos eficientes de justicia en los que la ciudadanía pueda confiar. Esta desconfianza en la justicia que el Estado provee a través de la Función Judicial, ha existido quien sabe desde cuando, pero lo cierto es que de la heterocomposición que supone una evolución en la civilización, hemos retrocedido a la autocomposición, a tomar la justicia por mano propia. A este fenómeno, hay que añadirle la falta de valores imperante en esta sociedad, donde importa ganar sin importar los medios, donde el orgullo pesa más que la vida de un ser humano.

Es tal la negación en que vivimos, que cada vez que se habla de la Función Judicial, se apunta directamente a la justicia penal, a los presos que salen sin sentencia, al "juez corrupto" que liberó a tal criminal, al delincuente que ha salido de la cárcel más de veinte veces, etc. Claro, una vez más el facilismo de la prensa, ya que la noticia está ahi en la Policía Juducial, lista para ser pescada y transmitida, sin mayor profundidad. Poco se habla de la justicia civil, laboral, mercantil, de niñez, etc.

La justicia civil por ejemplo, camina a un paso tan lento que un juicio ordinario fácilmente podría tardar 6 años en el mejor de los casos, con el riesgo de perder así se tenga la razón, debido a la corrupción que existe y por qué no decirlo, a veces debido a un abogado mediocre de los cuales hay bastantes. Los jueces de paz, que se supone que deben resolver juicios de ínfima cuantía, y que deben existir en una cantidad acorde a la población, distribuidos en el territorio nacional, están plasmados desde la Constitución de 1998 y hasta el día de hoy no se ha inaugurado el primer Juzgado de Paz.

Y luego por qué se toma la justicia a mano propia? Por qué han venido estos extraterrestres sicarios a terminar con la paz de este país? Esquizofrenia colectiva es lo que reina en este país, y sus portavoz la prensa mediocre.

23 de marzo de 2011

Activismo en retroceso


El día de ayer 22 de marzo del 2011, la Asociación de Mujeres Abogadas del Ecuador (AMAE) filial Guayas, se reunió en el Salón Simón Bolivar de la Gobernación a fin de celebrar el día de la mujer ... algo atrasado sí, pero más vale tarde que nunca. En este evento se reunieron las socias y simpatizantes de la organización, en su mayoría abogadas guayaquileñas que rendimos homenaje a mujeres que luchan constantemente por la igualdad de género, y que han sobresalido en esta profesión que me honro ejercer, pese a lo desprestigiada que está. Se condecoraron a cuatro socias de la organización, y sin desmerecer a las otras dos cuyos nombres no recuerdo porque no las conozco, aplaudo la decisión de la directiva de reconocer la trayectoria de dos mujeres abogadas que me han servido de ejemplo e inspiración a nivel profesional, además de ser grandes seres humanos: María Leonor Jiménez y Patricia Morán Espinoza.

María Leonor, tantas veces mencionada en este blog, es la Presidenta de la Corte Provincial de Justicia del Guayas. No necesita laureles ni detallar su amplia trayectoria (en todo caso una linda entrevista está colgada acá). Agradecida de este reconocimiento, se subió al podio a rendir un discurso, que ella dice que fue poca cosa, que en estos momentos que ha estado triste por diferentes razones, algunas de dominio público, no estaba inspirada para escribir nada. Así que improvisó unas palabras, que a mi me han llegado hasta el alma.... Empezó diciendo que en este bajón que se encontraba inició escribiendo "soy una burócrata, sí eso soy", luego dijo ... no, suena muy despectivo y eso no soy, soy una servidora de la justicia, así suena mejor. Así se fue inspirando un poco, recordando la lucha que ella y sus compañeras tuvieron que lidiar para llegar donde ella está ahora, y para que las venideras generaciones vivan en un país que nos brinde iguales oportunidades a hombres y mujeres. Entonces, nos reclamó a las jóvenes, y a las no tan jóvenes, que hemos dejado de activar por los derechos de las mujeres, que no solo hay una paralización en este sentido, sino que hemos ido retrocediendo...

La verdad es esa, el Consejo Nacional de Mujeres (CONAMU) creado para que vele por el cumplimiento de tratados internacionales relacionados con la equidad de género y protección a la mujer, fue eliminado hace ya casi dos años, aún no se lo ha reemplazado, y nadie dice nada. El Consejo de la Judicatura no tiene una sola vocal que sea mujer, y se supone que tenemos una ley de cuotas.

Justo el día de la mujer, María Gabriela De Janón González fue asesinada por su cónyuge quien además mató a su hija e hirió al hijo... y aparte de horrorizarnos por esta noticia, las mujeres no salimos a protestar como ocurre por ejemplo en España, que con cifras de mujeres asesinadas por sus parejas, muy por debajo de las que se manejan acá, hay un activismo que mueve a todo el país. La figura del feminicidio que está en legislaciones como en la de Costa Rica, acá ni se escucha, teniendo en consideración que los asesinatos de mujeres en manos de sus parejas es muy alto acá, y ni se diga del maltrato y en general violencia intrafamiliar.

María Leonor nos ha sacudido, y ha sembrado en muchas mujeres el ímpetu en unirnos para seguir su legado y el de muchas otras que las han visto las duras y las maduras para que nosotras gocemos de los derechos alcanzados. Por lo pronto ya me he inscrito a AMAE, primer gremio de mujeres al que me uno :).

6 de octubre de 2010

La luz de San Francisco de Asís



El día de ayer salía de mi trabajo a la hora del almuerzo, cruzaba la misma calle de todos los días, la misma plaza, los mismos locos sentados en las bancas, la misma iglesia, sin embargo esta vez se encontraba repleta de feligreses que entraban y salían ya no con aquella mirada de pesar, de pecadores arrepentidos, de mendigos de milagros, no, esta vez salían sorientes, con un aura ciertamente luminosa, por lo que inquieta pregunté a qué se debía, quién o qué encendía esa luz en ellos, encontrándome con la noticia que se celebraba el día de San Fracisco de Asís, patrono de aquella iglesia.

Una vez adentro de la iglesia, experimenté una sensación de infinita paz, confraternidad, amor. Eran los últimos quice minutos de misa presidida por sacerdotes dominicos, ofrecida en honor al natalicio de San Franisco de Asís, quien goza de mi simpatía y hasta devoción. Neófita en temas de sant@s, beat@s, y demás ídolos cristianos, me enternece hasta las lágrimas lo poco que conozco de este santo, sobre su vida austera y desprendida de posesiones materiales, sobre el respeto a los animales a quien trataba como hijos de Dios, y en general una conciencia elevadísima respecto a a los seres vivos que habitan este mundo.

En estos días turbulentos, son necesarias no una, sino muchas misas en honor al santo de la paz. Al final de esta, el sacerdote pidió precisamente por la paz en nuestro país, algo que tanto se necesita, pidió seguir las enseñanzas de este santo, los devotos se alegraron, alzaron las manos y gritaron fuerte Viva San Francisco de Asís!. En la tarde se llevaría a cabo la tradición de esta fecha (que ahora conozco) de bendecir a los animales, plantas y semillas.

Es ahora cuando encuentro misticismo en esta Plaza San Francisco, no ha sido casualidad que tantas palomas caminen por decenas, alegremente y sin miedo, pues resulta que cada iglesia franciscana es imán de estas, debido al amor de su patrono por los animales. Al parecer, esta señorita ya tiene santo de su devoción ...

22 de abril de 2010

Divagando sobre la maternidad...





Esta semana me ocurrió un "momento Daria" en el trabajo. Estaba yo realizando mis tareas habituales, cuando el tema de conversación en el ambiente trataba sobre los hijos, entonces una de mis compañeras dijo "oh, tener un hijo es lo mejor que le puede pasar a una, es tener por quien vivir, es tener razón para vivir", entonces pensé en voz alta sin percatarme que todos ya habían callado, y cual episodio del chavo gritando maestro longaniza, retumbó en el lugar el comentario más ácido que me he lanzado aquí "Uf, entonces yo me tengo que suicidar nomás!", y cuando levanté la mirada, ya tenía a diez mujeres clavándome las intensas, a lo que sólo pensé "di algo inteligente, di algo inteligente!!!!", así que con la lengua trabada solo atiné a desembarrarla diciendo "sí, debe ser una experiencia maravillosa ser madre, pero se vive por muchas mas razones, no?".... hmmm... no, tema terminado, no safé de nada.

Todos me dicen que pienso de esa forma porque aún no soy madre, pero quiero pensar que aún cuando lo sea seguiré con las mismas convicciones. En Brahmakumaris aprendí que el primer vicio con el que debemos de luchar es el apego, tanto a las personas como a lo material. Existen muchísimos apegos con los que no me interesa luchar, porque tampoco me quiero volver una insensible ante los problemas de mi familia, mi pareja, y las personas que amo. En todo caso, eso de que un hijo sea la razón de vivir de una mujer, no lo comparto. La maternidad es algo maravilloso, y aunque no la he experimentado en carne propia, debe traer mucha felicidad y plenitud, pero no creo que se deba volver el centro de la vida de una mujer.

Hace algunos meses, me topé con una mujer de unos sesenta años aproximadamente, quien trabajaba como amanuense en la Corte. Todos los días la veía vestida de negro, y su semblante reflejaba infinita tristeza, y claro, los usuarios eramos los que pagabamos su mal humor. Un día traté de entablar una conversación con ella, y le pregunté por sus hobbies, sus intereses, a lo que friamente respondió que no le interesaba nada, que desde que su hijo murió ella se quería morir, y que pensaba todos los días por qué él no se la llevó con él. No sabía que decir, pero solo atiné a decirle que donde sea que el estuviera, a él no le gustaría verla así, sino que le encantaría verla feliz y con muchas ganas de vivir. Ella casi estalla en lágrimas, pero se aguantó y hasta le pude arrancar una sonrisa.

Ojalá todas las personas, hombres y mujeres, vivieramos con la firme convicción de que estamos acá desarrollar todas nuestras aptitudes, motivaciones internas, teniendo como finalidad servir a los demás. Que el amor sea el motor que nos mueva, empezando por amarnos a nosotros mismos, pero esto no sucederá cuando estemos llenos de frustraciones. Los hijos no deben ser la único que nos mueva, hay muchas más razones en esta vida para ser felices.

15 de abril de 2010

Hembras alfa




Esta última semana ha sido muy intensa, muchos cambios, noticias y reflexiones. Tuve una experiencia que me ha hecho pensar mucho en esto de la mujer en su rol de jefa....

Desde que inició mi vida laboral hace ya muchos años siempre trabajé con hombres, dado que en la Abogacía existen muchas mujeres pero pocas jefas, pocas dirigiendo estudios o instituciones. Algunas colegas me habían contado experiencias terribles con jefes morbosos, con propuestas indecorosas, pero a mí afortunadamente nunca me pasó nada parecido. Al contrario, me formé por más de dos años con un abogado a quien considero mi maestro y mentor. A él le agradezco tantas puteadas para sacarme lo gil, tantos "mijita no sea cojuda!" para armarme de valor y salir a dar guerra en esta profesión, así como también ese abrazo sincero de felicitación por un trabajo bien hecho. Como todo buen abogado, analizaba bien a cada persona para saber con quien estaría tratando. Con el tiempo a mi me bautizó como su abogada hippie, ya que sabía qué casos mataba por defender, y que otros defendía por cumplir.

Cuando entré a este nuevo trabajo, me asignaron a un área donde mi inmediato superior es un hombre, él confiaba mucho en mi profesionalismo y yo fui acoplándome rápido al lugar, tenía retos que cumplir y principalmente me sentía respetada, hasta que hace poco más de un mes me comunicaron que me trasladaban a otra área en la que mi nueva jefa era una mujer ...

Durante todo este último mes alguna vez se me pasó por la cabeza renunciar, y gracias a la meditación me tragué algunas frases hirientes. Fueron muchos días largos en los que a veces no se pronunciaba una sola palabra entre nosotras, que no fuera algo estrictamente necesario para el trabajo que realizaba. Hasta que llegó el día en el que el Gran Jefe me llamó a preguntarme cómo me sentía en mi nuevo puesto, no sin antes señalar "yo se que la señora es bastante especial", seguramente para que me sincere con él. Pues sí, le dije que es más que especial, que me acusaba de errores que yo no cometía, pero que yo era paciente y esperaba que la situación cambiara. Entonces él me dijo que ella ya se había adelantado y había pedido mi cambio, a lo que agradecí por dentro pero por otro lado no quería imaginarme qué razones habría aducido ella para justificar su pedido. Aparentemente quedé bien porque ella ya tenía una larga lista de antecedentes que probaban que era realmente insoportable, pero su eficiencia y alto cumplimiento de sus funciones hacían que permaneciera ahí.

En los momentos que ella peor se portaba, recordaba a los bk's y en eso de tener misericordia por los demás cuando no puedes hacer nada por ellos. Luego le conté lo que me pasaba a mi padrino, a lo que él me hizo ver que la cosa no era conmigo, sino que su amargura y mala actitud era lo que ella sentía con su propia vida. Luego sin querer fui conociendo por qué ella era así: divorciada, con serios problemas de salud, una crianza en la que fue la niña bonita y mimada que la hizo tan ególatra, además de otro detalle que me hizo entender muchas cosas.

Lo importante es estoy trabajando en otra área y no tengo que soportar a esta señora nunca más, ahora trabajo con un jefe hombre, con más compañeros, en un ambiente bastante agradable, y haciendo un trabajo valorado, aprendiendo muchísimo y sensibilizándome ante el dolor humano, tratando de dar un poco de ayuda.

Después de esta experiencia, me acordé que hace mucho tiempo cuando trabajaba en un banco, mi jefa era una mujer, pero muy distinta : joven, alegre, proactiva, de excelente trato. Luego me acordé que tenía un novio argentino con el que se sentía re feliz, ya habían formalizado la relación y estaba próxima a casarse. La reflexión de todo esto, es que no puede ser que las mujeres permitamos que nuestra vida personal afecte tanto al lado profesional!. Aún con una vida personal desastrosa, las mujeres sí pueden ser exitosas profesionalmente, pero necesariamente tienen que convertirse en unas perras???

No se si sea un caso aislado lo que me haya ocurrido, pero desde ahi pongo más atención a la actitud de las mujeres que ocupan cargos altos. Conozco a las mandonas, las obsesivas con la perfección, las que compiten hasta con las de su propio equipo, las que perdieron la humidad.... en fin, puede que esta reflexión se deba a lo que me ha ocurrido. En todo caso, si fuera cierto lo atribuyo a que estas mujeres pierden el sentido de "lo femenino", la sensibilidad, se convierten en otros hombres adoptando esa actitud agresiva en la que se confunde la vehemencia con cierta beligerancia, desplazando a los machos alfa y conviertiéndose ellas mismas en hembras alfa.....

Tesis, antítesis, síntesis..... yo me entiendo.